Al amigo le tocó el Doctor Harter (sí, ése que puede usar el botiquín a lo Buzz Lightyear: hasta el infinito y más allá).
En uno de los primeros turnos teníamos a Pepe en el timón. Varias personas remaron y tenía donde elegir a quién tirar por la borda. ¿A que no sabéis quién fue el afortunado en caer del bote?
...El Doctor Harter... este tío está a-ton-taoooooo!
La cosa no acabó aquí. Resulta que su amado era yo, Mr. Meeple, que llevaba al marinero negro, perdón, al Primer Oficial afroamericano. El cachas.
La cuestión es que la gente se dedicó a ahostiarme de lo lindo porque además de cachas, iba armado hasta los dientes con un garfio y un machete. Toma ya!!!!
Como yo sospechaba que él me amaba (tiene cojones la cosa) le pedí amablemente que utilizase su botiquín para curarme de vez en cuando, todo ello a cambio de protección, claro. Nada, ni una sola cura. Puto matasanos!!!
Y no sólo eso, cuando estaba a punto de palmarla, va el tío y me quita un arma (no pude pararle porque estaba muy dañado). Joderrrrrr Pepe.
No me negaréis que el tío es un perla. Como resultado los dos muertos, cero puntos para él y cero puntos para mí (yo le amaba a él también).
Hay amores que matan.
La partida acabó con una pregunta de Pepe sobre el juego que demuestra su estado de enajenación mental-jueguil (¿)transitoria(?): "¿qué diferencia hay entre la vida y la muerte?".
Ésta es una pregunta que podía haber formulado Pepe, el Oráculo de Delfos o Willie, el "espabilado" e inseparable amigo de la Abeja Maya.
Lo dejo a vuestro criterio.
Yo opino que me tienes que traspasar puntos de paciencia. Q esta tarde he tenío sesión de jugona y me acuesto asqueao por, entre tantas cosas, la tardanza de un jugador. Turnos larguísimos. En serio, lo q cuente es poco.
ResponderEliminarHa habío un momento en q he estao a punto de levantarme de la mesa y recoger el juego. Ira en estado puro.
Y él es así en cada juego.