
El tiempo pasa muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos se está acabando enero y en lo que a la afición lúdica se refiere está siendo un año de contrastes.
Si el otro día hablábamos de ir afilando el machete y de la agresividad en nuestro grupo de juego, el año ha empezado especialmente beligerante, demasiado bronco.
Discutimos mucho, no aguantamos bien las jugadas de puteo y no tenemos paciencia con los juegos nuevos. En definitiva, tenemos más broncas de la cuenta.
Por otro lado, está siendo un año copioso en lo referente a reuniones lúdicas, número de partidas y nuevos juegos estrenados.
En estos veintipocos días de enero hemos organizado seis sesiones, hemos jugado unas treinta partidas y desde Navidades hemos estrenado la friolera de diez nuevos juegos.
Voy dar mis primeras impresiones de los juegos descubiertos este 2011.

Un juego abstracto con algo de miga y un tiempo de juego de media horita que permite echar un par de partidas seguidas. Un juego sencillo, pero con chicha, que se le da fatal a Mr. Meeple (como todos los abstractos).
Me gusta su sencillez, su duración y que se presta a jugar más de una partida seguida.
No me gusta el dado y que es un juego muy, pero que muy feo.

Black Stories 3
Un party game apropiado para grandes grupos, citas familiares y reuniones de amigos. Ideal para echar unas risas. Aunque no somos muy apasionados de los party games, éste es recomendable para salvar veladas con grupos demasiado grandes.
Me gusta que sirve para salvar noches de overbooking y que te garantiza risas a tutiplén.

Un juego de mayorías bastante extraño. Al inicio de la partida los jugadores eligen en secreto un bando (indios o vaqueros) y a partir de ahí los miembros de un mismo bando tienen que cooperar para desarrollarse más rápido que el contrario. Además, los jugadores de un mismo bando tienen que procurar salir mejor parados que los demás compañeros de equipo, porque sólo un jugador ganará la partida.
Me gusta la necesidad de cooperar con los demás y el sistema de doble colocación de trabajadores neutrales, ideado para equilibrar el juego (porque puede haber, por ejemplo, cuatro vaqueros y un indio).
No me gusta que el juego presente tan pocas opciones estratégicas y que una par de buenas ideas como la cooperación obligada y la colocación de trabajadores neutrales parezcan tan poco desarrolladas.
Le faltan partidas.

Un juego de colocación de trabajadores muy vistoso y con unos componentes realmente espectaculares. Además presenta alguna que otra mecánica divertida. Es un juego con tema (eso me encanta) pues sí da la sensación de que el tema espacial está presente en la partida. Con dos partidas jugadas, da la impresión de que las partidas son demasiado largas.
Me gusta su ambientación, los componentes son chulísimos y aporta un uso diferente de los dados (a lo Troyes).
No me gusta que en el turno de los demás jugadores no puedas hacer absolutamente nada. Eso provoca que pasen entre diez y quince minutos desde tu final de turno hasta el inicio de tu siguiente movimiento. Este hecho se debe a que no puedes pensar qué vas a hacer hasta que tiras tus dados al principio de tu turno. Hay que “improvisar” la jugada según tu tirada y eso ralentiza el juego. Supongo que con jugadores expertos el tiempo de espera se reduce, pero a cuatro jugadores y dos-tres minutos por turno conllevan un tiempo muerto de 9-10 minutos y eso, para mi gusto, se carga completamente el juego.

El Grande
Otro juego de mayorías. El juego con el que el Sr. Kramer inventó el sistema de mayorías de cubiletes. Un clásico que hace honor a su fama.
Me gusta el puteo que hay constantemente y lo divertido que es el juego a pesar de su profundidad. El recuento del Castillo es muy divertido, sobre todo cuando se le olvida a alguien cuántos contadores puso.
No me gusta ese tablero tan horroroso y el efecto Kingmaker, pero bueno, son defectos que no desmerecen este pedazo de juego.

Goldbrau
Un juego de mayorías bastante raro. Me parece muy divertida la forma de elegir tu movimiento y el componente de faroleo que aportan las cartas de acción.
Me gusta su originalidad, el faroleo y los geniales posavasos que vienen con el juego.
No me gusta, aunque no es algo negativo, que parece un juego difícil de dominar y requiere de unas cuantas partidas para disfrutarlo.

Darjeeling
Un pick up and deliver sencillote, sin muchas pretensiones, vistoso y de duración razonable.
Un juego para rellenar tiempos entre pesos pesados.
Me gustan los componentes y la duración de las partidas. Un filler familiar.

Pilares de la Tierra
Un worker placement sencillo, pero con más chicha de la que parece. Impresionantes ilustraciones de Menzel. Juego muy compensado en todos los aspectos de la partida, con una duración más que razonable para lo que suelen ser estos juegos de colocación de trabajadores.
Gustó mucho en el grupo y seguro que volverá a la mesa.

Otro juego de colocación de trabajadores que a mí personalmente me encantó. Junto al Grande son los dos descubrimientos favoritos en lo que va de año. Me gustan de este juego las diferentes habilidades especiales de las fichas (trabajador, capellán, soldado, capitán y mercader) y, sobre todo, la gran variedad de estrategias o enfoques que le puedes dar a la partida (conquista, económica y militar).
Me gustan muchos de los componentes (las monedas son muy chulas y las miniaturas también) y las posibilidades estratégicas que lo hacen bastante rejugable.
No me gusta ese horroroso tablero y el tamaño de la caja.
Power Grid

Lo he dejado para el último porque esta opinión va a provocar que me deis muchísima cera.
No sé si es el estilo de este juego, que no va demasiado con los gustos jueguiles de Mr. Meeple, porque ya hemos jugado a tantas cosas que nada te sorprende, o simplemente porque estamos ante un juego sobrevalorado.
Va por delante que sólo le hemos echado dos partidas, pero a mí personalmente ambas me aburrieron solemnemente.
Aún no sé por qué Alta Tensión tiene tanto renombre y aún menos por qué se elogia tanto la resolución de la partida. Parece que a todo el mundo le apasiona ese último turno en el que se resuelve quién suministra más ciudades. A mí por contra, me parece que todo lo que has hecho durante la partida tiene bastante poca importancia (si no has hecho el cafre y te has quedado descolgado, claro). Pasarte una hora de juego para resolverlo todo en un último turno me parece bastante pobre. Sobre todo si la partida está igualada y todos los jugadores van parejos. Cosa que será muy probable en jugadores expertos y porque el juego está muy equilibrado.
Lo dicho, un juego que me aburre tremendamente, que no deja de ser un juego de mecánicas muy simples en el que el quid de la cuestión son las subastas y que, a pesar de su elogiado fin de fiesta, a mí es quizá lo que menos me gusta.
Lo jugaré otra vez a ver qué tal, pero no es que sea el plato que más me apetece poner en la mesa.
Bueno, yo ya me he tirado a los leones. Ya podéis descuartizarme.
Hasta aquí los descubrimientos lúdicos de enero.
Espero vuestras opiniones.