Publicado por: Abacus Spiele
Año de publicación: 2014
Duración: 10-15 minutos
Número de jugadores: 1-2
Mecánica: colocación de losetas, puzzle
Detesto los micro-juegos.
Los detesto porque, por lo general, su minimalismo desemboca en pequeñas y azarosas decisiones que sólo provocan tedio y en la sensación de que el juego juega por ti.
Es evidente que juegos con la mínima expresión de componentes no pueden ofrecernos una experiencia lúdica "de peso", así que respecto a su profundidad no se les puede achacar nada. No son ellos, soy yo.
Hace unos años cayó en mis manos Cities, un juego de Martyn F. más feo que Picio (el juego, al señor F. no le conozco). Cities es un pequeño juego con con bastante salero, empaquetado para que puedan jugar simultáneamente hasta cuatro jugadores.
Cada jugador dispone de un juego de losetas (todos idénticos entre sí). Un jugador saca de su mazo una loseta al azar y los demás cogen la misma loseta del suyo. Simultáneamente todos los jugadores colocan su loseta en la mesa y, opcionalmente, pueden colocar un meeple en ella. Al final de la partida (cuando cada jugador haya completado un tablero de cuatro por cuatro), cada meeple dará puntos en función de su ubicación.
Limes es la reimplementación de aquel Cities. La mecánica es la misma, con algún pequeño retoque de funcionamiento (el número de jugadores se ha reducido de cuatro a dos) y estético (el cambio de imagen es tan positivo como necesario).
Losetas viejas |
Cartas nuevas |
El juego trae dos barajas idénticas de veinticuatro cartas cada una de ellas. Las cartas pueden contener dos, tres o cuatro diferentes tipos de terreno: torres, bosque, agua o campo.
En cada partida vamos a utilizar solamente dieciséis cartas sacadas al azar.
En tu turno, sacas una carta al azar y la colocas en tu zona de juego.
Acto seguido decides si colocas uno de tus siete meeples en la carta recién colocada o mueves uno que ya haya sido colocado antes (lo mueves de su ubicación actual a un territorio adyacente).
Si juegan dos jugadores, uno de ellos saca cartas al azar y el otro busca y coloca la misma carta en su zona de juego.
Al final de la partida (cuando se haya completado un cuadrante de cuatro por cuatro) se cuentan los puntos de cada jugador para ver quien es el vencedor.
Si se juega en solitario, vas colocando cartas y al final de partida cuentas tus puntos y calculas tu pericia según la tabla que aparece en el reglamento.
Un meeple colocado en el bosque dará un punto por cada territorio diferente que toque el bosque (ortogonal). Un meeple en una torre dará un punto por cada espacio de bosque en la misma columna y en la misma fila, siempre que no tenga ninguna otra torre de por medio. Un meeple en el agua otorgará un punto por cada casa que esté en la orilla del lago en el que esté el muñeco. Y finalmente, un meeple en el campo dará un punto por cada espacio de campo de ese territorio.
Opinión
Como todo en la vida hay excepciones. Y aunque sigo detestando los micro-juegos, Limes es un buen juego, un estupendo micro-juego. Cities ya era un buen diseño, pero con el cambio de aspecto y el ligero cambio de reglas (ahora se pueden mover los meeples previamente colocados y se pueden poner muñecos en el agua) el juego mejora bastante.
No esperéis en Limes un juego chichoso y profundo, pero para ser un juego hecho con veinticuatro cartas y siete meeples es una delicia.
Es un juego ideal para llevar en el bolsillo y darle un par de partidas mientras te tomas el café mañanero. Una alternativa ideal para los crucigramas y los sudokus.
Las cartas te van a poner en más de un apuro (apurillo), porque según cómo y dónde las coloques te van a limitar la puntuación para cartas posteriores. El juego te planeta el reto de intentar superarte partida tras partida y, aunque no tiene mucha variedad, las partidas suelen tener un aire diferente según el orden en el que salgan las cartas.
Aunque es un juego para dos jugadores, lo mismo da que jueguen una o dos personas, porque el juego, en el caso de dos contendientes, es un solitario multijugador.
Limes es en definitiva un pequeño juego para ratos en los que tenemos el mono lúdico, pero no tenemos ni tiempo ni amigos para darle al vicio.
Metadona lúdica, pero de la buena.