Autor: Bruno Cathala y LudoviC Maublanc
Publicado por: Matagot, Asmodee en español y otros
Año de publicación: 2009
Duración: 90 minutos
Número de jugadores: 2-5, 6 con expansión
Mecánica: pujas y colección de sets
Recuerdo cuando a mis 23 añitos, recién emancipado, me auto-invitaba a cenar a casa de mis padres y le pedía a mi madre que preparase una tortilla de patatas de esas que desde el principio de mi emancipación añoraba: gorda, dorada, bien cuajada y sabrosa.
Mi madre, como casi todas las madres, es una espectacular hacedora de tortillas. Y así, tras mi auto-invitación, me sentaba a la mesa y me ponía delante una tortilla como a mí me gustan: gorda, dorada y bien cuajada. Espectacular.
Cyclades es un juego de Bruno Cathala y Ludovic Maublanc al estilo de las tortillas de patatas de mi madre: espectacular. La miniaturas, el colorido mapa y las brutales ilustraciones de las losetas y las cartas hacen que se te haga la boca agua y te den unas ganas irresistibles de ponerlo en la mesa, sentarte y disfrutar. El trabajo de Miguel Coimbra es, como siempre, insuperable.
Cada ronda de juego empieza con una subasta muy molona en la que cada jugador puja por una de las losetas de dios, que dará derecho a realizar una acción asociada a dicho dios.
Cuando superas la puja de un jugador por una loseta, ese jugador debe abandonarla y pujar por otra diferente, pudiendo sobrepujar a su vez a otro jugador y, si eso ocurre, obligándole también a salir de su loseta actual y pujar por otra. La puja acaba cuando todos los jugadores se quedan con una loseta diferente.
Además de la zona de pujas, Cyclades presenta un mapa dividido en regiones que deberemos ir controlando con presencia de tropas y en las que deberemos construir ciudades, las polis.
Tras la puja, por orden de turno, cada jugador realiza la acción asociada a la loseta que acaba de ganar pujando. Esas acciones son básicamente coger tropas marítimas (Poseidón) o terrestres (Ares) y luego moverlas, obtener filósofos (Atenea), sacerdotes (que abaratan las pujas, Zeus) y conseguir dinero (Apolo).
Además, como acción extra, con cada dios se puede construir uno de los cuatro tipos de edificio existentes.
Cuando algún jugador consigue tener los cuatro tipos de edificios en las ciudades que controla puede construir una polis.
Cuando algún jugador consigue tener los cuatro tipos de edificios en las ciudades que controla puede construir una polis.
Ganará la partida quien consiga construir antes cuatro polis diferentes (que también pueden construirse con cuatro filósofos).
Además de la puja, los jugadores pueden comprar una de las tres cartas de criatura (u objeto) disponibles en cada turno. Estas cartas nos ayudarán en nuestras tareas de conquista o defensa de nuestros territorios.
La (presunta) gracia del juego está en el mapa pues habrá batalla cuando dos jugadores se encuentren en la misma casilla de mar o en la misma región terrestre. Una vez resuelta la batalla, el vencedor se queda con la región y con los edificios o ciudades que ésta contenga.
Así, el juego se convierte en una carrera y en una gestión de oportunismo para darle a otro jugador el "zasca" en el momento oportuno con la intención de robarle sus edificios y conseguir de esta forma las cuatro polis antes que los demás.
Opinión
Nos quedamos antes en ese mágico momento en el que me sentaba a la mesa con mis padres y mi madre presentaba esa tortilla de patatas espectacular que sólo con verla (y olerla) se te hacía la boca agua.
Desgraciadamente, a veces, pocas pero algunas, ocurría que ese mágico momento se iba a la mierda cuando dabas el primer bocado y descubrías que mamá se había quedado muy corta de sal y el sabor no estaba a la altura de la presencia.
Cyclades es por desgracia la tortilla de patatas de esos fatídicos días en que mi madre fallaba en la sal.
Es un juego precioso, espectacular, que llama a que te sientes a la mesa. Un juego con una subasta muy sencilla, molona y llena de mala leche pero que luego, en la segunda parte, el juego se desinfla estrepitosamente hasta el sopor y el aburrimiento más absoluto. Un juego en el que las partidas no están a la altura de la presencia.
El juego carece totalmente de tensión seria y decisiones interesantes, y además se queda en tierra de nadie: ni es un juego de "ahostiarse", ni es un juego de conquista, ni es un juego de mayorías, ni es un juego culo duro, ni es un juego familiar...
Muchos dirán que el problema es que no estamos analizando el juego como lo que es: una carrera. Y claro que Cyclades es una carrera, una carrera táctica y de oportunismo, pero es una carrera "light" que falla definitivamente en crear un ambiente táctico y un oportunismo perverso. Me aburre.
Por si todo esto fuera poco, el juego acaba de forma abrupta y precipitada, pues en el momento en que un jugador ha conseguido su cuarta polis, la partida acaba.
Además, algunas cartas de criatura (como por ejemplo Pegaso) no están compensadas y hacen el juego aún más insufrible.
Hace muchos años jugué a Cyclades y tuve todas estas sensaciones negativas que comento ahora. Lo vendí.
Hace unos días volví a jugarlo y tuve las mismas sensaciones tediosas. Un deja vu para olvidar.
Y es que, en definitiva, Cyclades es uno de esos juegos típicos de la escuela francesa, preciosos como un gatete ronroneando, espectaculares en componentes e ilustraciones, pero con muy poca chicha.
Cyclades es otro juego en los que Bruno Cathala da una de cal. Un autor que es capaz de sacarse de la manga un Five Tribes pero mientras crea un puñado de juegos insoportables.
La diferencia entre Bruno Cathala y mi madre es que a mi madre se le olvidaba la sal en la tortilla muy de vez en cuando y a Cathala la sal se le olvida casi siempre.
Hasta la próxima reseña.