En "mundo viejuno" vamos a reivindicar juegos veteranos, de más de 10 años, porque ya se sabe que en este mundo de los juegos de mesa todo lo que no está a la última ya no interesa demasiado.
Ayer tuve la suerte de poder escaparme a una de esas sesiones nocturnas que organiza JugarxJugar, una estupenda tienda de Barcelona con dos de los mejores tenderos de la galaxia.
En la sesión pude jugar a cuatro juegos, dos nuevos (Brick Party y Quantum) y dos antiguos, casi reliquias lúdicas, (Winner's Circle y Edel, Stein & Reich), y la verdad es que en cuanto a diversión no hubo color: las reliquias aplastaron a las novedades.
Esta circunstancia es la que ha provocado que escriba este artículo, que no pretende otra cosa que evidenciar esa obsesión que tenemos los jugones por estrenar y estrenar novedades, olvidando a menudo, que existen muchas joyas, ya consagradas, aún por descubrir.
Como sabréis quienes os asoméis de vez en cuando por aquí, este blog tiene una sección llamada "Mundo Viejuno" en la que procuramos sacar a flote juegos antiguos, old fashioned, casi vintage, que no tienen ya, ni tendrán nunca -salvo reedición-, repercusión alguna en el mundillo.
Esa sección no tiene demasiada repercusión en el blog. Al contrario, es una de las menos visitadas que, si algo provoca en general es el chascarrillo, la coña y el chiste fácil: que "si no tiene más de diez años no le va a gustar a Blackie", que "a la Ficha Negra sólo le gustan los juegos con olor a rancio...", etc. etc.
Tanto en la web como en las redes sociales podemos leer debates interminables, retóricos, a menudo grandilocuentes y casi siempre pretenciosos sobre si el juego es o no es cultura.
A la vista del desprecio por los juegos antiguos me pregunto si estos tertulianos se refieren sólo a los juegos actuales o también lo son los antiguos, que nunca se mencionan.
Cuando hablamos de literatura no me entra en la cabeza menospreciar u olvidar los grandes clásicos. Me parece que no puedes alardear de ser un lector empedernido si no sabes quienes son y no has leído "Rojo y Negro", "Madame Bovary", "Cien años de Soledad", o decenas, centenares de obras de este calibre.
Lo mismo ocurre con el cine o la música popular. Es inconcebible ser apasionado de estas disciplinas y no beber de los clásicos.
Al experto en literatura, al experto en cine, al experto en rock se le exige conocer y beber de los clásicos. En los juegos de mesa ese conocimiento de lo antiguo es "casi" una lacra.
He tenido charlas con compañeros blogueros y aficionados de culo duro en las que se afirmaba radicalmente que en el mundo de los juegos quienes opinamos y escribimos sobre esta afición "tenemos" que estar siempre al día para satisfacer a los que nos leen, que si no escribimos sobre lo nuevo no nos van a visitar. En parte eso es cierto, hay que estar al día de lo nuevo, pero también es cierto que, como "generadores de opinión", haremos buena labor si descubrimos a los demás juegos buenos, juegos de los que nadie va a hablar, por viejos.
Desde este rincón de opinión animo a los aficionados a buscar y rebuscar joyas olvidadas, porque en el fondo, cuando descubres un juego editado hace veinte años y te enamoras de él, ese descubrimiento no deja de ser nuevo...para ti.
Y en el fondo buscar y rebuscar joyas escondidas es otra parte más de la afición y, en lo personal, una muestra de inquietud y, sobre todo, pasión por este hobby.